Desafíos en Guatemala 08-05

El Programa Semillas para el Futuro aborda directamente los problemas de seguridad alimentaria que afectan a la población rural guatemalteca.

La desnutrición y la inseguridad alimentaria han asolado las zonas rurales de Guatemala durante generaciones y contribuyen a un círculo vicioso de pobreza del que es muy difícil salir.

Al igual que en muchos países en desarrollo, las desigualdades en recursos y logística afectan desde hace tiempo a la población rural de Guatemala.

Aunque las organizaciones internacionales y los gobiernos llevan mucho tiempo centrándose en los retos de la desnutrición y la inseguridad alimentaria, la tasa de desnutrición de Guatemala apenas ha variado en medio siglo.

En 1960, el porcentaje de niños menores de 5 años que sufrían desnutrición crónica era del 60%. En 2023, el porcentaje de niños con esta afección era del 46,5%. Esto significa que la mejora anual media entre 1960 y 2023 ha sido del 0,21% al año.

Los efectos de la desnutrición son una cadena perpetua de consecuencias adversas para la supervivencia y el bienestar. 

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU señala que en Guatemala "la prevalencia del retraso en el crecimiento (talla para la edad) en niños menores de 5 años es una de las más altas del mundo, y la más alta de América Latina y el Caribe. Mientras que la tasa de retraso en el crecimiento es del 46,5% a nivel nacional, la tasa de retraso en el crecimiento sube hasta el 70% en algunos departamentos (estados), con picos de hasta el 90% en los municipios más afectados".

Según un reciente informe de UNICEF sobre Guatemala, "Cinco de cada diez niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica. Esto significa que perderán el 30% de su capacidad cerebral para el resto de sus vidas ..... La malnutrición les hace abandonar la escuela, disminuye su productividad, les hace susceptibles a enfermedades e incluso a la pérdida de coeficiente intelectual, efectos irreversibles que duran toda la vida. La desnutrición crónica afecta a ocho de cada diez (80%) niños indígenas".

Foto de una madre rural guatemalteca y su hijo.

La malnutrición es transgeneracional, es decir, los hombres y mujeres afectados por la malnutrición durante sus primeros años de vida acarrean repercusiones físicas y mentales que se extienden a sus propios hijos, perpetuando el ciclo de pobreza y malnutrición en el futuro.

Hace unos años, USAID calculaba que destinaba casi 80 millones de dólares al año en programas para abordar la desnutrición sólo en Guatemala. Sin embargo, apenas se han producido mejoras en la tasa de desnutrición infantil y materna.

USAID se une a otros gobiernos, agencias internacionales, gobiernos y ONG que experimentan un éxito limitado de sus programas. Normalmente, las estrategias "de arriba abajo" fracasan, a menudo desbaratadas por profundas ineficiencias sistémicas y obstaculizadas por el cinismo sobre la capacidad y la voluntad de los pobres para ayudar a alimentar a sus propios hijos.

Otros programas abordan la malnutrición y la inseguridad alimentaria con estrategias de limosna. Aunque eminentemente necesarios en situaciones de emergencia, con el tiempo, los programas de limosna pueden fomentar la dependencia y no dan a la gente las herramientas para combatir por sí mismos la malnutrición y la inseguridad alimentaria.

Décadas de pobreza persistente, paternalismo y un sistema educativo inadecuado han desincentivado enormemente la confianza en uno mismo y la autoayuda.

Unas estrategias correctamente diseñadas y aplicadas que rompan la atmósfera de dependencia pueden mejorar de forma sostenible la seguridad alimentaria y reducir la desnutrición. Estas estrategias son vitales para garantizar que todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial humano.

La desnutrición no es sólo una tragedia individual y familiar. Tiene consecuencias de largo alcance para el capital humano, la productividad económica y el desarrollo nacional en general.

¿Qué impacto tiene Semillas para el Futuro en la inseguridad alimentaria y la desnutrición crónica en Guatemala?

Desde 2009, Semillas para un Futuro ha desarrollado y aplicado estrategias eficaces a largo plazo para abordar los problemas de salud, nutrición y economía de las familias rurales pobres de Guatemala.

Las estrategias de Seed se enseñan y aplican en los hogares y son fácilmente reproducibles en otras comunidades. Las estrategias no dependen de programas gubernamentales, la mayoría de los cuales adolecen de ineficacia debido a la falta de financiación, el diseño defectuoso de los programas, el despilfarro de dinero y la falta de voluntad política.

Las estrategias de Semillas para el Futuro son prácticas, de bajo coste y reproducibles de una familia a otra, al tiempo que se adaptan a las necesidades específicas de cada comunidad en la que operan.

El actual Programa Semillas ha ayudado a más de 5.200 familias de 19 comunidades, unas 41.600 personas.

Semillas para un Futuro sigue aumentando el número de familias y comunidades en las que está disponible nuestro programa. Su apoyo es vital para que esto suceda año tras año.

Explore nuestra Esquema del programa y página de preguntas frecuentes para obtener más información sobre el Programa Semillas para el Futuro y su funcionamiento.

O, Conéctese a con los fundadores, Suzanne y Earl de Berge.

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